Hoy perdí mis
audífonos saliendo del trabajo. Subí a un carro que estaba casi lleno, me tuve
que sentar en el asiento reservado esperando no quedarme dormida para poder ver
si alguien que lo necesita sube, aunque sinceramente esperaba que no suba nadie
que lo necesite. Mirando por la ventana me puse a pensar que quizá hoy fue una
mala elección no traer el último libro de Jojo Moyes que estoy empezando a leer.
En la mañana, antes de salir, me dio pereza cargar tanto peso en la pequeña
mochila que llevo al trabajo. Soy floja y luego me arrepiento, siempre me pasa.
Pienso en el
libro. Está ambientado en la segunda guerra mundial y la protagonista aparece
en otro libro de la misma autora como parte de otra historia, una más feliz, diferente,
como si ella fuera otra persona y la que narra esta nueva historia está
distante a la otra, ella misma lo narra y me hace sentir que si se mirara en un
espejo no se reconocería.
Mientras
pienso en la historia, en la protagonista, en que mejor hubiera seguido leyendo
esa historia, reviso mi Facebook y veo una foto en la que salgo con un par de
amigas en un salón de clases. Dos de nosotras estamos echadas, rendidas antes
los finales pero, sonreímos, sobre todo mi amiga que sale sentada con su polera
roja de san marcos, y ella parece la más feliz de la foto. Veo esa foto y
pienso en cuanto extraño esa sonrisa y me pongo triste, triste porque ella ha
perdido a una persona a la que amaba mucho, se le ha ido irremediablemente para
siempre, y yo sé cómo se siente eso. Duele. Duele mucho carajo.
Extraño esa
época en la que ella podía sonreír así, y caigo en la cuenta que a veces somos
más felices de los que seremos en un año, la próxima semana o quizá mañana,
pero no lo vemos, no lo sabemos. La ignorancia de ese oscuro futuro nos deja
muchas veces sentirnos miserables, o peor aún nos hace sentir normales, un día
más, la rutina, el día termina y duermes,
al día siguiente de pronto piensas que será un día más y ¡Pum! algo que no
venías venir pasa, algo que te saca de tu "no felicidad" y te
arrincona hacia el dolor. Un día se te muere alguien especial y te preguntas acaso
he llegado a la parte de mi vida donde la gente que amo me va dejando, donde físicamente
no existen más. Recuerdo el último mensaje de mi tía diciendo que su hermana
había fallecido, pero ¡Quéee!! Pero aún tenía más que decirle, tenía que
conocerla más, nuestro tiempo juntas aún no había llegado, y ya no llegarían… ¿en qué momento la gente
se nos va yendo, se me van yendo? Siento, tal vez, que me voy quedando sola…
A mi solía
gustarme estar sola pero ahora es diferente, me voy dando cuenta que mis
"después" se acortan y que es cada día menos probable poder recuperar
el tiempo perdido.
Espero
reconciliarme contigo madre, y también contigo padre, que no sea tarde para nosotros.
Cuando murió mi abuelo una parte mía murió con él... pero si no trato de
reparar lo nuestro, si no trato de acortar el tiempo y borrar el espacio vacío
entre nosotros, cuando un día despierte y ustedes no estén más, esa parte mía
que deberá morir con ustedes estará llena de rencor, de culpa, de hubieras, de
decepciones... Me niego a eso.
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