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Entradas

Sabor a navidad

Le envío un mensaje avisándole que ya llegué.  A los pocos segundos me abre la puerta —Llegaste rápido—. Yo sigo viendo la pantalla de mi celular — El chofer de mi carro manejaba como loco— le respondo Entro a la casa y dejo mi pequeña maleta negra sobre las escaleras que están a la izquierda de la entrada. Veo sobre la mesa del comedor la laptop hp rosada que usa para trabajar.  En la mesa están dispersos una cantidad de papeles arrumados y lapiceros de colores. Camino hacia la sala y me tiro encima del sofá más largo. Mis pies chocan con dos cojines que parecen más bien almohadas viejas. La televisión de la sala está prendida en el canal de Investigation Discovery.  Él me alcanza el control remoto antes de que yo se lo pida. Empiezo a presionar los números al azar. —Tienes hambre— me pregunta levantando su ceja, como esperando alguno de mis inusuales antojos, pero estoy muy desanimada como para comer. —No— Respondo rápido y sin dudar—...

Música del olvido

Era muy raro que mi papá me llamara de noche. No sabía si era buena idea responderle o no.  Cuando por fin me decidí salí del salón casi corriendo. Meses atrás, cuando respondí una llamada de su número, una mujer me habló y me preguntó “¿quién eres?”, yo le respondí “¿tú quién eres y por qué me llamas del celular de mi papá?”, ella dijo “ya no lo molestes más” y colgó. La rabia de esa llamada aún no se me había pasado. Mi papá nunca me dio una explicación de quién era ella y por qué me había dicho esas cosas. Ni siquiera lo intentó. Fue más fácil para él fingir que no había pasado, pero yo no podía fingir. Me ponía nerviosa pensar que esa mujer en algún momento volvería a llamar. Era finales de febrero y la última vez que él me había llamado fue para navidad. Eso aumentaba la tensión. Escucharlo no me alegró. Siempre hacía lo mismo: llamaba, prometía que lo haría más seguido y luego desaparecía. Eran cerca de las 8 de la noche y mi clase estaba por terminar. Apagué mi...

El tren (algunos meses atrás)

Subí corriendo las escaleras del puente esperando no irme de cara contra el suelo. El foco del único poste que alumbra el lugar se había quemado y los escalones casi no se distinguían. Estaba apurada porque no quería que me deje el último tren y también porque tenía miedo de que me roben. Llegué jadeando a la entrada de la estación María Auxiliadora. Una de las puertas estaba cerrada. El único vigilante que había en la estación me miró detenidamente. Tenía puesto un chaleco verde chillón y parecía cansado. Miré la pantalla donde aparecen los horarios de los trenes pero estaban pasando uno de sus spots publicitarios donde subliminalmente te piden paciencia y buen humor.  Metí mi mano apresuradamente en mi bolso negro para sacar mi billetera y pensé, “carajo, solo falta que mi tarjeta no tenga saldo”, no recordaba cuando la había recargado por última vez. Volví a mirar la pantalla y me di cuenta que aún figuraban dos trenes por llegar y el más próximo estaría en la esta...

Ojos de muñeca

Cindy era mi muñeca favorita en todo el mundo. Ella fue el primer regalo que me dio mi papá cuando nací y él único recuerdo de él que me acompañó hasta Lima. Un día de los más calurosos de verano, de esos en los que te sientes agotado por el sol, mi mamá y yo fuimos a ver la nueva casa en donde viviríamos. Iríamos desde cercado de Lima hasta Villa María del triunfo. Era la primera vez que salía del centro de Lima, tenía cinco años, y no recordaba haber hecho un viaje tan largo antes en mi vida, excepto por el que hice desde Chiclayo a la Capital, pero ese fue un viaje triste. -¡Es lejos Esly, más de una hora en el carro! Anda al baño.  – Dijo muy seria mi mamá- - ¡No tengo ganas! – respondí -¿Segura? – replicó con mirada desconfiada - ¡Sí…vámonossss! – respondí impaciente -  ¡Deja a Cindy!-  Sentenció mi mamá. Yo pensé en que era imposible dejar a mi compañera de aventuras en casa. - ¡No! -  respondí.  Mi mamá afortunadamente no insistió. L...

Hola!

Es domingo y tengo los pies helados. Desde ayer estaba segura de que debía escribir esto, pero fui a una marcha, a visitar a un amigo, a tomar un café, y se me olvidó.  Hoy me despertó el sol entrando por mi ventana. No me gusta el sol. Eso me puso de mal humor.  Me he pasado todo el día en pijama, andando de un lado para otro con mis medias plomas, pensando en escribir una gran introducción sobre lo que será este espacio. No estoy muy segura de que lo que tecleo exprese todo lo que planeaba decir.   Lo que si sé es que:  En este espacio disfrutaré compartir cosas que realmente me importan y que será un gran viaje. ¡Gracias desde ya a todos los que me acompañan!